Viernes, 23 de octubre de 2020
Señor Luis Almagro, Secretario General de la OEA
Señor Miguel Ángel Moratinos, Alto Representante para la Alianza de las Civilizaciones de las Naciones Unidas;
Señor Samuel Brownback, Embajador Itinerante de los Estados Unidos para Asuntos de Libertad Religiosa Internacional;
Señor Mark Wells, Jefe de Misión Adjunto de la Embajada de Estados Unidos en Colombia;
Ministros, Viceministros, y jefes de delegación de los países participantes;
istinguidos líderes religiosos, panelistas, académicos y representantes de la sociedad civil;
Apreciados participantes:
Hemos marcado un hito en nuestra región al reunirnos en este Foro para abordar un tema que adquiere cada vez más importancia en el diálogo entre naciones y sociedades: la libertad de religión y de creencias.
Colombia ha querido ser el país anfitrión de este Foro Hemisférico, con el propósito de contribuir al posicionamiento de este significativo asunto en diferentes agendas de política pública, incluida la política exterior.
Los Estados deben asegurar a los ciudadanos las garantías para el ejercicio de las libertades de pensamiento, conciencia y religión, derechos fundamentales consagrados en instrumentos internacionales.
Entre los marcos más valiosos que definen estas libertades quiero destacar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y, en nuestro Hemisferio, la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Estas son libertades incluidas además en tratados relativos a los derechos de los trabajadores migrantes, a la eliminación de la discriminación racial, al estatuto de los refugiados, entre otros.
Así mismo, en 1981 en las Naciones Unidas se adoptó la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones.
A su vez, los Estados hemos aprobado resoluciones en foros multilaterales, como la ONU y la OEA, encaminadas a hacer realidad los derechos fundamentales que hoy nos ocupan.
Apreciados colegas y participantes:
A pesar del reconocimiento internacional sobre la libertad religiosa, de conciencia y de creencias, un porcentaje significativo de la población mundial vive en países en los que este derecho es amenazado o negado.
En distintas regiones y sociedades se observan crecientes actos de intolerancia y violencia que impiden su libre ejercicio por individuos y comunidades.
En la Declaración de Potómac, adoptada en julio de 2018 en la Primera Reunión Ministerial para la Promoción de la Libertad Religiosa, se reconoció que la persecución, represión y discriminación basadas en religión, creencia, o falta de creencia, son una realidad diaria para muchas personas en el mundo.
Esta Declaración subraya que la libertad religiosa es fundamental para alcanzar la paz y la estabilidad en las naciones, y entre ellas. Enfatiza que su protección se relaciona con otros derechos políticos, sociales y culturales. Y advierte que donde la libertad de religión, conciencia y creencias están ausentes, aparecen fenómenos de conflicto, inestabilidad y terrorismo.
Es deber de los Estados prevenir y enfrentar las amenazas a todos los derechos humanos. Derechos que la comunidad internacional ha reconocido como indivisibles e interdependientes. En este sentido, las políticas integrales de promoción de los derechos humanos que adopta cada país deben incluir la libertad religiosa y de creencias.
Señoras y señores:
En la mayoría de países de nuestro continente hemos construido progresivamente sistemas y herramientas jurídicas para la promoción y protección de la libertad de religión, creencias y conciencia.
En Colombia, nuestra Constitución incluye la libertad de cultos y religión como un derecho fundamental. Y, nuestro Congreso ha aprobado legislación estatutaria para desarrollar este derecho. La jurisprudencia de la Corte Constitucional ha definido garantías y directrices para la aplicación práctica de estas libertades, en distintos ámbitos.
El Gobierno Nacional a través del Ministerio del Interior formula e implementa la política nacional de libertad e igualdad religiosa, de cultos y de conciencia. Y las autoridades locales han adoptado políticas territoriales en esta materia.
Como parte del interés nacional en la garantía de este derecho, desde febrero de este año Colombia forma parte de la Alianza Internacional para la Libertad de Religión y de Creencias. Allí trabajamos con países que comparten la visión sobre la importancia de la promoción de este derecho, conforme a las obligaciones internacionales de los Estados.
Cada año, Colombia conmemora el Día Nacional de la Libertad Religiosa y de Cultos. Es una ocasión para reconocer la riqueza y la diversidad de creencias en nuestro país y enfatizar en la convivencia pacífica entre ellas. Así mismo, para resaltar la importancia de proteger el derecho de las personas a adoptar cualquier credo, cambiar de religión o no profesar creencia religiosa alguna; y de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado.
Amigas y amigos:
Colombia considera de la mayor relevancia el diálogo en Foros como el que hemos convocado, para definir acciones que nos posibiliten enfrentar los desafíos que ponen en riesgo la libertad de religión y de creencias.
Esta reunión de Gobiernos, líderes religiosos del Hemisferio, sectores académicos y organizaciones de la sociedad civil, nos permite sostener una discusión franca y enriquecedora para garantizar el respeto por la libertad y la diversidad de creencias.
Nuestra meta común es garantizar el ejercicio pleno de este derecho; eliminar todas las formas de discriminación basadas en creencias, convicciones o religiones; y enfrentar las amenazas que afectan a las minorías religiosas en contextos donde aparece el extremismo.
La libertad de religiones y creencias contribuye a la promoción de la dignidad de todos los seres humanos, así como a una cultura de paz, tolerancia y convivencia. Los invito a que en el segmento ministerial de hoy podamos compartir las buenas prácticas y lecciones aprendidas, que posibiliten fortalecer las políticas nacionales y la cooperación que propicie el ejercicio pleno de las libertades en nuestras sociedades.
Muchas gracias.