San Pedro Sula, junio 02 de 2009 (MRE). El siguiente es el texto de la intervención del Canciller, Jaime Bermúdez Merizalde, durante la Asamblea General de la OEA que se realiza en Honduras:

“En primer lugar, un saludo para los delegados, colegas y representantes aquí presentes. En segundo lugar, un saludo, también muy especial, al Gobierno de Honduras, al pueblo, al Presidente, al Canciller. Esta actitud tan hospitalaria y eficaz en organizar esta Asamblea y en tercer lugar, reiterar nuestra solidaridad con el pueblo hondureño por los hechos acaecidos recientemente como lo expresamos en días pasados e igualmente con los hermanos, pueblos y países de Francia y Brasil y todos los familiares afectados por la trágica desaparición del avión que ocurrió en días anteriores.

Colombia siente plena identificación con la temática que convoca esta Asamblea. Creemos no solamente en los principios y acciones que promueven la declaración, no sólo por el compromiso, respeto y promoción de los derechos humanos, las libertades individuales, la diversidad cultural, étnica, religiosa y de opinión, sino con los esfuerzos que ha hecho el Estado y la sociedad para enfrentar las diferentes amenazas de violencia, particularmente la generada por los grupos armados ilegales y la delincuencia organizada asociada al negocio de las drogas ilícitas.

Colombia es un país que ha sufrido en carne propia por cerca de cuatro décadas el horror del narcotráfico, el horror de las drogas ilícitas, el horror del terrorismo, el horror de la violencia. A finales de los 60, precisamente surgieron los grupos conocidos como grupos armados ilegales y grupos terroristas y poco tiempo después en la década de los 70’s ocurrió el boom de la marihuana.

Pocos años más tarde, el boom de la cocaína y los tristemente célebres carteles de la droga y al mismo tiempo las guerrillas, surgidas entonces, se aliaron con el narcotráfico y frente a las dificultades y la debilidad del Estado de estar presente en todo el territorio surgieron los grupos de autodefensa, mal llamado paramilitares, supuestamente para combatir a la guerrilla. Y muy rápidamente, unos y otros terminaron atrapados precisamente en el negocio ilícito de las drogas y por eso la violencia en un país como Colombia ha sido tan fuerte, tan poderosa, porque ha estado financiada por un negocio tremendamente rentable como es el negocio de las drogas.

No obstante, nuestra democracia ha prevalecido, las instituciones han prevalecido y, más aún, venimos trabajando en la recuperación plena del uso legítimo de la fuerza, del monopolio legítimo de la fuerza, del monopolio legítimo de la justicia, y es por eso que el país en los últimos años afortunadamente ha visto reducir los índices de criminalidad, de violencia, de masacres, de secuestros a situaciones antes quizá no experimentadas.

Estamos nuevamente sintiendo las delicias de la felicidad que constituye la libertad misma. Esos grupos que pretendían precisamente liberar al pueblo y que decían que buscaban era sacarlo de la pobreza son precisamente los que han empobrecido al país, atacando no solamente a empresarios, sino también a campesinos. No solamente a los sectores más protegidos de la sociedad, sino a los más débiles como los campesinos, como los indígenas, etc.

El Gobierno en Colombia está comprometido con recuperar la confianza para colombianos y extranjeros, basado en tres pilares fundamentales: La Seguridad Democrática, la inversión con responsabilidad social y la cohesión social. Nuestra política es una política de seguridad con valores democráticos desde la democracia y por eso, al mismo tiempo, es una seguridad comprometida con los derechos humanos. No puede haber una política de seguridad si no hay compromiso pleno con los derechos humanos; es lo único que garantiza la transparencia y la sostenibilidad, pero además hemos podido avanzar en la recuperación de la seguridad sin acudir a estados de excepción, al constreñimiento de las libertades, a las limitaciones de los derechos ciudadanos. Todo lo contrario, lo hemos hecho profundizando la democracia.

Este esfuerzo por recuperar la seguridad plena no es incompatible con la paz. Todo lo contrario, es una condición sine qua non. Por eso, al mismo tiempo que avanzamos en recuperar la legitimidad y el uso legítimo de la fuerza, el monopolio de la fuerza y de la justicia, ofrecemos espacio para la paz.

Este Gobierno ha logrado desmovilizar a más de 50 mil hombres que estaban en armas. Buena parte de ellos, gracias al apoyo y acompañamiento de la Misión de la OEA en la desmovilización de más de 30 mil hombres que hacían parte de los grupos paramilitares. El Gobierno de Colombia ha sido generoso también liberando unilateralmente a un buen grupo de miembros de estos grupos terroristas y criminales buscando escenarios y alternativas para la paz.

Son esfuerzos enormes que estamos adelantando y, por supuesto, el desafío sigue siendo enorme. No hay duda de que erradicar en nuestro país, en toda la región y en el mundo entero el narcotráfico, el terrorismo, la violencia, requiere de un compromiso sin ambigüedades de la comunidad internacional.

Colombia, nuestro pueblo, la región y los países que sufren el terrorismo, que sufren del narcotráfico, sólo seremos libres del todo con la determinación de la comunidad internacional y con el apoyo de la comunidad internacional.

Debemos, además, trabajar en el perfeccionamiento democrático del hemisferio y avanzar por el camino de la unidad, por el camino de la integración desde la diferencia. El camino de la polarización no conduce a ningún lado. Nuestro continente debe luchar por una cultura de la no violencia, garantizada por democracias basadas en la seguridad, las libertades, la cohesión social, la independencia de las instituciones estatales y la transparencia. Claro que somos distintos y qué bueno que así sea, pero tenemos que lograr una agenda conciliable desde la democracia, desde el Estado de Derecho, desde las libertades.

Esta experiencia de Colombia durante estos años ha llevado a solicitar cooperación internacional, pero hoy en día también nos permite ofrecerla y por eso acompañamos de la mano a todos y cada uno de los países que quieran precisamente dar esa batalla por la democracia, por la erradicación de las drogas ilícitas, por el terrorismo.

Por eso trabajamos hombro a hombro con los países de la región, con quienes tenemos este compromiso. Pero además estamos profundamente comprometidos en una agenda de cooperación que vaya y acompañe los temas sociales. Este año Colombia ha sido designada para liderar la Asociación de Estados del Caribe y dentro de ese contexto estamos adelantando una agenda de cooperación en temas como la seguridad alimentaria, la formación técnica profesional, el bilingüismo, la movilidad académica y la prevención y atención de desastres.

Respecto al tema de Cuba, Colombia ha sido muy clara desde hace tiempo. Creemos que es importante que se inicie el proceso que reintegre a Cuba totalmente al Sistema Interamericano. Creemos que es importante al mismo tiempo escuchar las consideraciones de todos los países miembros y, por supuesto, creemos que es fundamental llegar a un consenso. De aquí lo que necesitamos es una OEA más fortalecida, no más debilitada, y ese es el compromiso nuestro.

Quiero finalmente, señor Presidente, transmitirles el interés que tiene Colombia en ser sede de la próxima Cumbre de las Américas, que sería la sexta. En ocasiones anteriores, Colombia desistió de esta pretensión para permitir que Trinidad y Tobago fuera sede, y exitosamente ese país adelantó este escenario.

Hoy día, Colombia tiene la infraestructura, la capacidad técnica, la capacidad académica y creemos que bien sería una consideración importante que un país como el nuestro pudiera acoger a todos los países que hacen parte de esta Cumbre de manera generosa, eficaz y que fuera esta una contribución precisamente a fortalecer el trabajo y el consenso que necesitamos en la región. Gracias, Presidente”.