Octubre 7, 2016 (v.3)
Esta mañana muy temprano me despertó mi hijo Martin para contarme la decisión del Comité Noruego de otorgarme el premio Nobel de Paz.
Agradezco infinitamente y de todo corazón esta honrosa distinción. La recibo, no a nombre mío, sino a nombre de todos los colombianos, en especial a las millones de víctimas que ha dejado este conflicto que hemos sufrido a lo largo de más de 50 años. Colombianos, este premio es de ustedes.
Es por las victimas – y para que no haya una sola víctima más, un solo muerto más—que debemos reconciliarnos y unirnos para culminar este proceso, y comenzar a construir una paz estable y duradera.
Este honroso premio es también un tributo a todas aquellas personas que tanto han contribuido a que estemos a punto de lograr esa paz tan anhelada, a los negociadores de ambas partes, y a tantas otras personas e instituciones que nos han apoyado en este proceso.
Recibo este reconocimiento con gran humildad y como un mandato para seguir trabajando sin descanso por la paz de los colombianos. A esta causa dedicaré todos mis esfuerzos por el resto de mis días.
Gracias a Dios, la paz está cerca. La paz es posible. Es la hora de la paz.
Juntos, como nación, lograremos construirla.
Los invito a todos que unamos nuestras fuerzas, nuestras mentes y nuestros corazones en este gran propósito nacional para que así, todos ganemos el más importante premio: la paz de Colombia.
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