Bogotá (feb. 21/20). El asilo de Víctor Raúl Haya De La Torre es uno de los sucesos más controversiales y paradigmáticos, en la política y las relaciones exteriores en la historia de Colombia. El caso comenzó con la negativa del gobierno colombiano por entregar a De La Torre quien, al estallar una rebelión militar en el Perú en octubre de 1948, buscó refugiarse en la embajada colombiana en Lima y que, con la protección por ser declarado ‘asilado político’, tuvo el amparo diplomático frente al gobierno militar peruano que buscaba llevarlo a juicio por rebelión.
Hay que recordar que, Víctor Raúl Haya De La Torre fue el fundador del partido Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en 1924, la colectividad partidista más antigua y de mayor consistencia orgánica en la participación política del Perú. En sus años de universidad, fundó junto a José Carlos Mariátegui una revista de pensamiento radical y popular, destacándose como un líder político antiimperialista y llevando la ideología aprista a la ilegalidad en las décadas siguientes.
No obstante, en la década de 1940 el partido político APRA volvió legalmente a participar democráticamente en el Perú en coalición con el Frente Democrático Nacional (FDN), por lo que Haya De La Torre retomó su papel como líder de la colectividad, desembocando en protestas y levantamientos a lo largo del país y que con la llegada al poder del golpe militar de Manuel Odría, impulsaron a una nueva represión contra el aprismo y su principal dirigente político. En este marco, De La Torre buscó refugiarse en la embajada colombiana de la ciudad de Lima, lo cual recibió el aval del gobierno y el Ministerio de Relaciones Exteriores colombianos.
Por tanto el proceso y el debate jurídico internacional iniciaron, con la negativa de Colombia de permitir la salida del líder político Haya De La Torre de su embajada, hasta que el gobierno peruano diera un salvoconducto para su salida segura del país. Sin embargo, ante la negativa del Perú por hacerlo, los gobiernos de ambos países confluyeron en llevar el caso hasta instancias internacionales como la Corte Internacional de Justicia para su resolución.
Así, Colombia designó como negociadores a Carlos Sanz de Santamaría y Alberto Zuleta Ángel para solucionar el asilo en su embajada en Lima, lo cual se extendió por más de un año. Al término del caso, la Corte Internacional de Justicia determinó que los delegados peruanos no habían podido probar que Víctor Raúl Haya De La Torre hubiera incurrido en crímenes, y que el gobierno colombiano no estaba en la necesidad de entregarlo a la justicia como lo demandaba Perú.
De esta forma, Sanz de Santamaría le manifestaba a Evaristo Sourdis quien era en ese momento el Ministro de Relaciones Exteriores, que había llevado diariamente un memorando de los diversos aspectos que se habían tratado en la negociación, por lo que este documento era de carácter confidencial y de una gran utilidad para la memoria histórica del Ministerio. Dicho manuscrito, fue firmado por el mismo Santamaría y entregado a la Cancillería el día 4 de agosto de 1954.
Documento escrito por el señor Carlos Sainz de Santamaría, durante la negociación en la Corte Internacional de Justicia sobre el asilo de Haya De La Torre en la embajada de Lima (1954). Foto: Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Así mismo, el texto de Sanz de Santamaría contiene apartes de las negociaciones y como la opinión pública fue clave para el éxito de Colombia ante los tribunales internacionales. Igualmente, entre las transferencias secundarias hechas por el Ministerio de Relaciones Exteriores al Archivo General de la Nación, se encuentran más un centenar de documentos que corresponden a las comunicaciones entre las embajadas, las comunicaciones oficiales y un gran acervo documental, que resultó del complejo caso y la deliberación de la Corte Internacional de Justicia sobre el asilo de Víctor Raúl Haya De La Torre.
Por otro lado, Víctor Raúl Haya De La Torre recibió la autorización para su salida del Perú unos años después aunque modero sus posturas y radicalismo, que tanto lo habían caracterizado antes del asilo en la embajada colombiana. De hecho, APRA comenzó a participar activamente en la democracia peruana durante las siguientes décadas que incluso llevaron a que De La Torre, fuera candidato presidencial en los años sesenta y presidente de la Asamblea Constituyente que dio vida a una nueva Constitución en 1979.
Finalmente, Víctor Raúl Haya De La Torre falleció poco después de la firma de la nueva Constitución Política, recibiendo varios reconocimientos y distinciones como la Orden El Sol de su país y que honraron de cierta manera, sus aportes ideológicos para el pensamiento latinoamericano y al desarrollo de la democracia en el continente.