Bogotá, 8 de junio de 2022 @CancilleriaCol. Comúnmente se refiere que Colombia, ha sido un país ajeno al establecimiento de relaciones diplomáticas con países del mundo fuera de las órbitas de Europa y América, e incluso se ha considerado que la nación colombiana nunca fue considerablemente marcada por las grandes olas migratorias de los siglos XIX y XX.
En términos cuantitativos, aunque esto parece ser cierto, también ha motivado que sean muy escasos los estudios sobre las relaciones diplomáticas de mediana y larga duración, entre Colombia y otros países provenientes de Asia, África u Oceanía. De hecho, son otras disciplinas ajenas a la historia o a las ciencias políticas, las que han mostrado algún interés por esta fuente de investigaciones sociales en nuestro país.
Entre estas disciplinas, es la antropología con los trabajos de la investigadora Inés Sanmiguel, los que han ayudado a rastrear como las relaciones diplomáticas de Colombia con Japón a inicios del siglo XX derivaron en olas migratorias de ciudadanos de ese país a algunas regiones del pacífico y el caribe colombiano.[1]
Este trabajo y algunos otros, han ayudado a comprender mejor los motivos del viaje de los ciudadanos japoneses a Colombia. Incluso algunos de ellos involucran a la literatura colombiana, cuando un súbdito de esa nación japonesa llamado Yuzo Takeshima tradujo la novela María a su idioma, y logró motivar a que cuatro compañeros más iniciaran un viaje al Valle del Cauca, donde el escritor Jorge Isaacs desarrollaba dicha narración.[2]
De este modo, las relaciones con Japón tienen diferentes niveles culturales que las investigaciones deberían explorar en futuros proyectos. En esa vía, esos estudios podrían partir por las series documentales del Ministerio de Relaciones Exteriores, que involucran la apertura de una primera misión diplomática en dicho país. En este nivel, fue por el decreto número 652 que se dio la creación de una legación de primera clase en la ciudad de Tokio el 4 de junio en 1907.[3]
Decreto de creación de una legación de primera clase en Tokio el 4 de junio de 1907.[4]
Por ello, se pueden tener registros de documentación diplomática entre Colombia y Japón desde hace 115 años. De hecho, para la celebración del Bicentenario del Ministerio de Relaciones Exteriores en octubre de 2021, entre las piezas elegidas para la muestra museográfica fue seleccionado un tratado firmado entre ambas naciones solo un año después de la apertura de dicha misión en territorio japonés.
Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, entre el Imperio del Japón y la República de Japón en 1908.[5]
Por otro lado, durante la Segunda Guerra Mundial ambas naciones entraron en conflicto, pero sin mayores acciones violentas que afectaran su relación. Por parte de Colombia nunca se violaron las leyes internacionales, y aunque hubo lugares de concentración de ciudadanos alemanes y japoneses en territorio colombiano, no hubo malos tratos o vulneración alguna de los derechos humanos.[6]
Los descendientes de los ciudadanos japoneses aún se localizan a lo largo del territorio colombiano e inclusive algunos de ellos, han participado en diferentes e importantes fenómenos históricos del país. Por ejemplo, algunos de ellos fueron importantes para el inicio del deporte profesional en 1948, y a la vez se enlistaron en conflictos bélicos internacionales del lado colombiano, como en el envío del Batallón Colombia a la Guerra de Corea en 1950.[7]
Actualmente, las comunidades de japoneses se localizan en varias ciudades del territorio colombiano, promoviendo mediante asociaciones el rescate y promoción de la cultura japonesa en Colombia. Estas sociedades han rescatado una gran parte de esta memoria y legado histórico, que inclusive buscan replicarse con prácticas japonesas como las artes marciales y enseñanza de su idioma, construyendo puentes culturales de forma constante entre ambas naciones.[8]