Es la franja de mar adyacente al territorio, con una extensión de 12 millas náuticas (equivalentes a 22.2 kilómetros) contados desde la línea de base de la costa de un Estado. En este espacio el Estado ejerce soberanía total sobre este mar, incluyendo su lecho y subsuelo, así como el espacio aéreo sobre el mismo. Está permitido únicamente el paso inocente de embarcaciones identificadas con las banderas de otros países que naveguen sin detenerse y en forma pacífica.