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Intervención de la Canciller María Ángela Holguín en el 34º Periodo de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos - Segmento de Alto Nivel

Ginebra 27 de febrero de 2017

Señor Presidente del Consejo, Señor Alto Comisionado,

Señores Jefes de Estado, de Gobierno, ministros y altos funcionarios

Estimados delegados y representantes de organismos y de la sociedad civil,

Celebramos en el 2016 año el décimo aniversario de este Consejo que sin duda ha contribuido al respeto de los derechos humanos y al fortalecimiento de la institucionalidad que los protege en los distintos países. El avance ha sido grande, pero sin duda, los desafíos que tenemos por delante son inmensos. Colombia renueva su compromiso con este Consejo y con la promoción de los Derechos Humanos.

A pesar de las diferencias, la dinámica de este foro ha demostrado su capacidad para atender situaciones problemáticas de derechos humanos, sortear puntos de vista contrarios y lograr impactos positivos en el terreno, dando así cumplimiento a su mandato. Fortalecer la cooperación en construcción de capacidades debe ser una tarea prioritaria y más esfuerzos debemos hacer en este sentido, intercambiando experiencias y buenas prácticas.

Destaco sus contribuciones en las discusiones globales que incorporan la dignidad y el respeto de los derechos humanos como centro de nuestros esfuerzos. En particular, la discusión sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la contribución de la  Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de las drogas y al Panel de Alto Nivel sobre VIH / SIDA.

En esta oportunidad, resalto la adopción de la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Paz y la finalización del segundo ciclo del Examen Periódico Universal (EPU), para el fortalecimiento de la cooperación en derechos humanos a nivel global, donde se hace evidente la necesidad de mayor cooperación, con el fin de enfrentar los desafíos que aquejan a todas las regiones.

Por eso hoy deseo reiterar el compromiso de Colombia y la disposición de colaboración con este Consejo. La base para alcanzar los objetivos compartidos se encuentra en la cooperación con respeto y en el diálogo abierto y constructivo.

Estimo fundamental reforzar las capacidades nacionales para la Reducción de las Desigualdades en el marco del ítem 10 de la Agenda de Desarrollo Sostenible, incluyendo fórmulas novedosas para intercambiar buenas prácticas, fortalecer los diálogos regionales, la cooperación sur - sur y la cooperación triangular. Por ello insistimos en que el Objetivo debe ser el fortalecimiento institucional más que el señalamiento puntual.

El mundo reclama historias de éxito que demuestren cómo la suma de esfuerzos puede transformar la vida de millones de personas. El mundo las necesita. Creo que la historia de mi país es una de esas historias de esperanza, eso sí, con muchos retos por delante.

Hace un año, ante el Consejo, manifesté que el 2016 era definitivo para la paz en Colombia. Y efectivamente así fue. Hoy quisiera anunciarles que luego de la firma en noviembre pasado, iniciamos la etapa de implementación de los acuerdos de paz con las FARC y del postconflicto. Asimismo, les comparto que hemos iniciado los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional. La implementación transformará a nuestro país con oportunidades de desarrollo social y económico.

La paz tiene ya resultados palpables como la movilización de 7 mil guerrilleros a las zonas donde harán la dejación de las armas, bajo el monitoreo del mecanismo tripartita coordinado por Naciones Unidas. Para junio de este año esperamos el total desarme y desmovilización de las FARC y estamos trabajando para que su reincorporación a la vida civil sea una realidad en el corto plazo.

Como es conocido en las experiencias de postconflicto, las primeras etapas, destinadas a la desmovilización, al desarme y a la reintegración, son de crucial importancia y alta complejidad política, de seguridad y de logística. Nuestra geografía hace que los retos logísticos sean aún mayores. A pesar de ellos, cumpliremos con los tiempos acordados, pues es fundamental mantener el apoyo nacional e internacional a los acuerdos. Por eso, es muy importante que nuestros socios y aliados en el mundo, y el sistema de la ONU, nos apoye y ayude en el cumplimiento del cronograma establecido.

Hemos tenido algunos casos de amenazas y asesinatos de líderes sociales en esta etapa del proceso y esto nos preocupa de manera especial. Hemos creado una comisión para hacerle seguimiento a cada caso y le hemos pedido a la oficina del Alto Comisionado que participe en ella junto con la Fiscalía. Y quisiera reiterar las palabras del Presidente Santos en días pasados ante la comunidad internacional. Tengan la plena seguridad que no vamos a permitir que la violencia de unos ponga en peligro los buenos frutos de nuestro proceso de paz y reconciliación”.

Estamos construyendo una Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que toma en cuenta los estándares internacionales de justicia y respeta los acuerdos de paz. Los hombres y mujeres de la guerrilla de las Farc que no estuvieron involucrados en crímenes de lesa humanidad o de guerra serán amnistiados e iniciaran su reincorporación a la vida civil una vez se termine el desarme.  Para los miembros de la Fuerza Pública que no hayan incurrido en esos delitos también está prevista la renuncia a la acción penal.

La Jurisdicción Especial para la Paz satisface íntegramente las obligaciones internacionales y nacionales en materia de investigación, juzgamiento y sanción de las violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario. El centro de nuestra atención son las víctimas que tienen la expectativa de conocer la verdad, obtener reparación y no volver a vivir los horrores del conflicto. Las víctimas son su eje central.

Colombia contará con una Jurisdicción Especial para la Paz, independiente, legítima y del más alto nivel, donde los responsables de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado, esto incluye tanto a miembros de las FARC, como agentes del Estado y terceros, si reconocen oportunamente responsabilidad por estos actos, serán sancionados con restricciones efectivas a su libertad y estarán obligados a contribuir a la reparación de las víctimas y al esclarecimiento de la verdad.

Si no reconocen responsabilidad, serán sancionados con penas privativas de la libertad de hasta 20 años. Una jurisdicción en la que habrá investigación, juicio y sanción de los responsables.

El balance entre Justicia y Paz no es fácil pero si podemos decir que en Colombia no habrá impunidad.

Señor Presidente,

Tenemos desafíos por delante, El Mundo sigue afrontando retos en materia de Derechos Humanos y es importante que logremos avanzar. Los Derechos Humanos de los Migrantes, de las mujeres, de los niños y adolescentes y de los más excluidos no puede ser una tarea que quede pendiente.

Estamos afrontando voces de populismo, xenofobia, racismo, discriminación, violencia y odio, donde el fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho son fundamentales. Es otro gran desafío.

La agenda 2030 es la ruta que escogimos para transitar hacia sociedades más justas, mas inclusivas y con mejor calidad de vida para la población global. El compromiso de todos es fundamental.

Es el momento también de pensar en la población carcelaria. La idea de que el delito se combate apartando a los criminales del resto de la población no solo ha llevado a que poco a poco se abandone la idea de la resocialización como uno de los fines esenciales de la pena sino, lo que es peor, ha conducido por un lado al relajamiento del respeto a los derechos humanos en prisiones cada vez más hacinadas y proclives a conflictos internos, y por otro, al insistir en fórmulas más radicales de combatirlos, como la cadena perpetua o la pena de muerte. Todas ellas tienen en común que les quitan a estas personas la posibilidad de una segunda oportunidad al interior de la sociedad.

La prevención es otro gran desafío y permítanme decirles que nosotros en Colombia hemos optado por el diálogo como camino para resolver nuestras diferencias, para lograr consensos y lograr la paz. No ha sido un camino fácil y por supuesto en una democracia fuerte como la nuestra, hay debate, polarización y muchos puntos de vista que deben conciliarse. Entre los países y dentro del sistema de la ONU también debemos mejorar ese diálogo y concertación para contribuir de manera sostenible al desarrollo de los países, al mejoramiento de sus estándares y sin duda a una convivencia con mayor igualdad y oportunidades para todos.

Los invito a seguir trabajando por un mundo en el que se respeten los derechos de todos y logremos que el respeto sea el valor que nos guíe.

Muchas gracias.